miércoles, 29 de octubre de 2014

Cerrar y abrir proyectos

Si, en otra ocasión, hablaba de la dificultad de encontrar tiempo para escribir no es menos difícil el pasar de un proyecto a otro.
Estos días, paralelamente a la promoción de "Los Mundos Cambiantes", he estado finalizando otra novela y corrigiendo un segunda más corta. En un principio creía que me iba a llevar más tiempo, quizás hasta final de año, pero como regalo inesperado he podido terminarlo todo antes de lo previsto. Ahora tengo dos meses antes de que se acabe el 2014 para iniciar alguno de los proyectos que tengo en el cajón, muchos de ellos ideas sin forma, frases o personajes que me gustan pero a los que todavía no he dado forma o contexto.
Para mi, este estado es a la vez excitante y agobiante. Es fantástico porque es como mirar en la caja de juguetes y decidir con cual quieres jugar a continuación. Pero, tal y como me pasaba de pequeño y me sigue pasando cuando tengo que elegir una película o un videojuego, hay tantas posibilidades que me llego a paralizar. Puede que escoja uno con ilusión pero, cuando empiezo a desarrollarlo, la pereza se apodera de mí y pienso que me he equivocado. O sigo pensando en aquel otro que tuve en mis manos durante unos segundos y lo descarté por el motivo que fuese.
Al menos sí se que debo iniciar un proyecto pequeño. Una historia corta, un relato, algo manejable que no me consuma demasiado tiempo. Aún quedan cosas por pulir de la novela finalizada, una revisión a fondo, por lo que no quiero tener otro monstruo entre manos que no pueda manejar. Así que meteré mis manos en la caja y, quizás incluso al azar, me llevaré uno de esos juguetes para crear la próxima historia.

jueves, 23 de octubre de 2014

Primer mes

Hace ya un mes que la novela salió a la venta. Ha sido un mes movido, con momentos de ilusión y otros de casi desesperación. Ilusión por ver el libro digital colgado en Amazon; por tenerlo en las manos, impreso; por recibir críticas positivas de los primeros lectores. Desesperación por ver los pequeños fallos que vas cometiendo por el camino y por lo difícil que se hace autopromocionarse. Quieres llegar al mayor número de personas pero cuesta y te das cuenta de que hay que ser constante e intentarlo de todas las formas que se te ocurran.

Pero si por algo estoy contento y muy agradecido es por la respuesta de familia, amigos y conocidos. El apoyo que he sentido estos días ha sido tremendo. Cuando apuestas por algo que has hecho tú y ves que los demás responden cuidándolo tanto como uno mismo... No tiene precio, de verdad. Muchos de ellos han realizado una promoción mejor que yo mismo, recomendando la novela a todo el que podían y animándome a que yo hiciese lo mismo.

Esto ha hecho que me empiece a tomar más en serio el tema de la escritura. Hasta ahora era una afición más pero estos días quiero que cobre aún más importancia. Este blog es un paso más en esa dirección. Espero que pronto haya algunos resultados que pueda compartir por aquí.

Ahora solo queda seguir dándole duro, trabajar para que llegue a más lectores. Pero debo decir que solo por lo expuesto arriba, ya ha merecido la pena publicar Los Mundos Cambiantes.

jueves, 16 de octubre de 2014

Pavo para tres

SEC.001.INT.SALÓN.NOCHE.
JORGE (42) camina hasta la mesa que hay en el centro del salón con una bandeja en la mano. Sus 2 invitados están ya sentados. DAVID (36) se levanta de su silla y acude en su ayuda.

JORGE
(Aparta la bandeja de las manos de DAVID)
No, no. Eres mi invitado. Vuelve a la mesa con tu mujer.

SOFIA (34) mira la escena con los brazos cruzados. Después de mirarse a los ojos un instante, DAVID obedece y JORGE lleva la bandeja a la mesa.

JORGE
Espero que os guste comerlo tanto como a mí el prepararlo.

Jorge levanta la tapa de la bandeja y desvela el pavo que hay debajo. Luego reparte en cada plato un poco de carne. Los tres cogen sus cubiertos y empiezan a comer.

SOFIA
Está delicioso, JORGE. Te felicito.

JORGE
Siempre se agradece que le animen a uno por sus platos… aunque no estén a la altura de los comensales.

DAVID
Tonterías. Sofía a veces cocina pavo pero no se puede comparar a esto.
(Sofía le mira con la ceja levantada)

JORGE
Ya sabes lo que dicen: nadie puede entender mejor lo que le gusta a un hombre que otro hombre.

SOFIA
         (Sonriendo de forma tensa)
     Vamos, Jorge, tampoco sois tan complicados.

JORGE
Al contrario. Somos mucho más simples que vosotras. Por eso es difícil llegar a entendernos bien. Es como el pavo… lo he preparado como me gustaría comerlo a mí. Y, al parecer, David tiene unos gustos parecidos a los míos. 

DAVID
         (Asintiendo y sirviéndose más pavo)
Justo en su punto.
SOFIA
         (Corta la carne con movimientos bruscos)
Pues a ver si te animas y preparas algo en casa. Así le das ese fantástico toque masculino tú mismo.

DAVID
Uf, ya me gustaría. Pero sabes que soy un negado para la cocina. No sé ni hacer un huevo frito.

SOFIA
Todo es ponerse. Al contrario que según qué cosas, uno no nace siendo buen cocinero. Uno se hace. ¿No, Jorge?

JORGE
Tienes toda la razón, Sofía. Todo es practicar.
(Se lleva la copa a los labios)
Tengo una idea, David. ¿Y si vienes un día y te enseño algunos trucos? Un par de platos, algunas salsas…

SOFIA
Uy, que va, si está ocupadísimo todo el santo día. Yo apenas le veo por casa últimamente, imagínate.

DAVID
Podría hacer un hueco algún día entre semana, cariño. Al final igual aprendo y todo. Sería divertido.

SOFIA
Ya, pero…
JORGE
Claro que sí. Ya verás cómo nos lo pasamos estupendamente los dos.


JORGE coge un poco de pavo y se lo lleva a la boca mientras sonríe a DAVID. Este le devuelve la sonrisa y SOFIA se sirve una copa de vino y se la bebe de una sola vez.

lunes, 6 de octubre de 2014

Sacar tiempo

Para ganarse la vida escribiendo uno tiene que ser una super-estrella. No basta con ser publicado o vender bien un libro, si no que hay que tienes que tener la garantía que tus próximos títulos también van a ser un éxito y, por lo tanto, puedes dejar todo lo que estés haciendo para dedicarte a desarrollarlos. Es algo que cualquiera que esté intentando hacer esto aunque sea a nivel aficionado sabe. Y está bien.
Es decir, me encantaría llegar a eso pero soy realista. Me encantaría ocuparme solo de escribir pero sé que no es algo que a todo el mundo le pase. Lo único que hay que hacer es compaginar un trabajo más o menos estable con la escritura. Y aquí es donde la cuestión difícil radica. Porque a veces no es tan fácil sacar tiempo para ello.
Ya no hablo de la constancia o de horas acordadas con uno mismo para ponerte a ello, venciendo a la pereza o los momentos en los que no encuentras un motivo para seguir. Eso se merecería otro post. Hablo sobre el encontrar el momento venciendo a los quehaceres diarios, protegiendo tu "hora de escribir" contra todo lo que la vida te lance. A veces no solo no es fácil si no que es imposible. Está muy bien querer escribir tres páginas diarias pero cuando tienes que pagar el alquiler si o si, la cosa se complica un poco más.
Ahora, por suerte, tengo un horario laboral que me permite tener las mañanas libres y, por lo tanto, es más una cuestión de planificación que otra cosa. Pero las cosas cambian. Quizás dentro de unos años tenga un horario diferente y entonces no pueda acceder a mi tiempo de escritura tan fácilmente. Y, aunque se que si fuera el caso ya se vería, es algo que me preocupa. Porque entonces ya no se trata de no vivir de esto, si no de que quizás tu ritmo de vida ni siquiera te permite acceder a ello como afición.

jueves, 2 de octubre de 2014

Salir del armario

Mientras escribes, el texto es para ti. Puedes amarlo, odiarlo o serte indiferente, pero es algo personal. Yo, al menos, prefiero que en ese primer estado no lo lea nadie. Los borradores son piezas inacabadas y, como tales, deben ser protegidas. Pero cuando uno al fin ya ha terminado y ha pulido lo que había que pulir llega el momento de sacarlo a la luz. Y en ese momento es cuando uno "sale del armario".

Hasta ese momento tus conocidos saben que escribes, quizás incluso te hayan preguntado sobre el tema de tu novela o que le hagas un pequeño resumen. Pero en el momento en el que tu novela está ahí fuera es diferente. Pueden leerla (o echarle un vistazo) y juzgarla. Los miedos e inseguridades atacan como nunca. ¿Será lo suficientemente digna como para no parecer un inútil? ¿Puede que piensen que es infantil? ¿Negarán con la cabeza pensando que es mejor no decir nada y hundirme en la miseria?

Esas inseguridades pueden matar. Pueden hacer que no vuelvas a escribir en un tiempo, convencido de que todo lo que hagas será algo para desechar y tirar a la basura. Pensar más en las críticas futuras que en el texto que tienes delante y la trama que intentas desarrollar.

Al final lo único que te queda es dejar esos pensamientos negativos y confiar lo suficiente en tu obra como para ser consciente de sus debilidades y puntos de mejora pero, también, sus puntos fuertes. Estar orgulloso de ella pese a los defectos que pueda tener.