Estos pequeños relatos suceden en algún punto entra
“Los Mundos Cambiantes” y “Comesueños”. Por lo tanto, pueden contener spoilers de la primera novela.
-Sin él, no estaría aquí hoy- dijo Aike, esperando
que los padres y hermanos de Joss comprendieran su frase en toda su magnitud.
La señora Birlang lloraba en silencio. Su marido
miraba a Aike con el ceño fruncido. Su hija mayor lloraba abrazada a su
hermana. Y los demás hijos sollozaban, echando ya de menos a Joss.
-Lo siento- dijo Aike.
Nada les dijo de su transformación en los últimos
meses de vida. Ni el motivo por el que su hijo se había arriesgado
acompañándola en el viaje. Aquello era un secreto que guardaría para sí misma,
como un tesoro. Miró a la familia Birlang y deseó, una vez más, que su amigo
estuviese con ella.
-Lo siento- volvió a decir, resumiendo todo lo que
sentía sobre la muerte de su mejor amigo.
No había nada más que añadir.
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