lunes, 29 de febrero de 2016

Octa

Estos pequeños relatos suceden en algún punto entra “Los Mundos Cambiantes” y “Comesueños”. Por lo tanto, pueden contener spoilers de la primera novela. 


Aike recorrió el tercer nivel de la ciudad, dejando que las memorias la inundaran. No hacía tanto tiempo que se había marchado pero parecía una eternidad. Tal y como esperaba, nadie la reconoció. Llevaba un par de días siendo una mujer alta y morena y, aunque llevaba su collar, ni siquiera sus vecinos la miraron dos veces y la descubrieron tras sus ojos verdes. Habían convivido muchos años con una cambiaformas pero, en cuanto se hubo marchado, habían olvidado que existía gente tan diferente a ellos en el mundo. Se habían vuelto a adaptar a sus rutinas, a sus vidas sin Sombras, tribus en guerra y magias.

Aike llegó a su destino y se detuvo ante la puerta. Allí residía la familia de Joss, aún ignorantes del destino de su hijo. Aike les envidió y a punto estuvo de dejarles vivir sin la verdad. Pero supo que no era justo y, haciendo acopio de valor, llamó a la puerta y esperó a que le contestaran.

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